Hola, ¿me recuerdan?. Hace como dos mil años que no escribo en esto y es que...parece que ser casi psicóloga me consume la vida. ¿Les pasa que su profesión/carrera las o los consume?...bueno, yo estoy en esa. Metida en mil cosas en la U, haciendo la práctica (yupi) y la tesis, además soy ayudante y formo parte de una investigación. O sea, modo intelectual on.
Pero...quiero que sepan que jamás dejé de maquillarme, de hecho la idea de profesionalizarme en esto (sí, también) ha rondado en mi cabeza too much el último tiempo. ¿Datos?
Vamos al grano, y bien literalmente, porque el tema de hoy sale a flote por una visita al dermatólogo. Resulta que a principio de año estaba con una picazón en la cara que no podía soportar, pero obvio que no me rascaba, porque pucha que me iba a ver bonita con arañazos en la cara, antes muerta que sencilla. Yapo. pedí hora al dermatólogo, porque esta picazón se extendió al cuero cabelludo y ya era muy molesta y poco elegante. Vale mencionar que, hasta ese momento, estaba ocupando la crema Aquasource de Biotherm en mi rostro.
Era buena, pero no barata |